Shiba salió del edificio sin siquiera despedirse (muy común en el) para encaminarse a reunirse con su manada nuevamente. Al salir el camino parecía tranquilo por lo que simplemente se apresuró a llegar, tenía mucho tiempo fuera y se había demorado más de lo que siempre se hubiese demorado en cualquier otra circunstancia. Conocía bien a su manada y sabía que el caos y la desesperación empezarían dentro de poco si no apresuraba a llegar, además de que expondría a los demás al querer salir a buscarlo.
Era tanto su apuro que no se dio cuenta que a medio camino lo iban siguiendo y para su mala suerte le tendían una emboscada.
Al doblar en una esquina se topó de frente con unas personas armadas que le impedían el paso y poco a poco empezaron a rodear a Shiba para evitar que este saliera huyendo facillmente. Shiba iba bien cubierto de pies a cabeza, pero los demás sabían que se trataba de un “no humano” y su intención era terminar con él en ese preciso instante, pero no de una manera sencilla y rápida sino de una manera cruel, lenta y dolorosa.
Parecía una escena en la que unos pandilleros cazan a alguien con quien quieren saldar alguna deuda o “solucionar” algún otro asunto, salvo que aquí no había nada que saldar, tan solo era crueldad acumulada en varios seres humanos.
Shiba dio media vuelta para echarse a correr y poder escapar, pero a penas al darse media vuelta se topó con un tipo fornido que lo golpeo directo en el estómago con un bate de metal. Adolorido del estómago y con una mano en su estómago utilizó la otra para regresar el golpe al tipo fornido quien apenas reaccionó ante el golpe débil de Shiba pero que le dio el tiempo suficiente para poder correr hacia otra dirección aún estando sofocando. No tenía planes de iniciar una pelea, sabía que no estaba en las mejores condiciones, por que de encontrarse bien, no se encontraría en una emboscada. Sintió como alguien intentó atraparlo de la cola, pero gracias a un sobre esfuerzo de sus patas traseras y un poco de impulso alcanzó a brincar para evitar que lo atraparan. Más adelante se topó con otro que pretendió agarrarlo por sorpresa saliendo de un callejón cercano, sin embargo no fue gran cosa para Shiba, quien solo lo tomó de los hombros para azotarlo fuertemente en el suelo. Sus fuertes patas tenían mucho más potencial que las piernas y brazos humanos, pero debido a la noche ajetreada que había tenido, su potencia no se encontraba al máximo, pero si fue suficiente para no ser alcanzado por los humanos que iban detrás de él. La adrenalina lo ayudó en gran parte a poder escapar y no resentir el dolor del estómago, se ocultó entre la basura acumulada de un callejón para poder descansar unos momentos, se recostó unos momentos en el piso sin importarle la peste de la basura, inmediatamente el dolor aumento, cerró los ojos involuntariamente mientras se retorcía de dolor.
En el edificio al que Shiaba se dirigía Hiro comenzaba a ponerse nervioso, había transcurrido ya bastante tiempo desde que Shiba había salido, sin embargo, trató de no hacer notable su nerviosismo para que los demás no se pusieran nervioso como él. Las razones del retraso de Shiba eran infinitas y no precisamente significaban malas noticias, además no se había tomado el tiempo de explicar cuál era el plan que iba a seguir, para al menos darse una idea de lo que podría estar pasando y poder conocer la razón del retraso de Shiba.
Imagino un sin fin de escenarios del por qué se estaba demorando demasiado, la mayoría de ellos eran escenarios en los que Shiba estaba haciendo algo heroico, le gustaba tanto ser un héroe, sin embargo el último escenario que pasó por su cabeza fue el único malo. Lo imaginó tirado a la mitad de la calle sobre un charco de sangre con la mirada perdida, se estremeció con la idea y se sacudió para alejar esa sensación que le ocasionó ese pensamiento a tal grado que uno de sus compañeros le preguntó si se encontraba bien.
Cada vez era más tarde y Hiro empezaba a estar cada vez más inquieto y los demás comenzaban a notar que algo no estaba del todo bien, pero nadie se atrevía a preguntar qué era lo que sucedía, tan solo se limitaban a ver las caras que Hiro ponía cada que este veía la hora y el cómo sacudía el cuerpo de manera inquieta como si fuera un perro sacudiendo el exceso de agua en su cuerpo.
Tampoco le faltaban ganas de salir a buscar a Shiba, pero esa noche estaba a cargo de cuidar a toda la manada de cualquier irrupción dentro del edificio y además era el más fuerte y hábil para llevar a cabo todas esas tareas incluso actuando solo.
— Hiro, no puedo esperar más, siento que algo está mal. Shiba no es así. Además, ni siquiera sabemos cuál era su plan. — Rin preguntó a Hiro con tono desesperado, invitándolo a perder los estribos como él.
—Lo sé, siento lo mismo, estoy a punto de salir a buscarlo.
—Sabes que no puedes dejar a la manada sola.
—No me importa, sin Shiba, no seremos más una manada.
—¡Espera! — Rin tomó a Hiro del brazo antes de que este pudiera irse. —Yo iré a buscarlo. Sabes que soy el mejor para esta tarea.
— Claro que no, eres flaco y no tienes fuerza.
Rin era todo lo contrario de Hiro, era muy flaco que daba la sensación de que no se había alimentado muy bien en toda su vida, sin embargo, así era su complexión: Alto y delgado, casi esquelético. La velocidad era su fuerte, gracias a ello era muy ágil y escabullidizo ante las miradas de los cazadores humanos que eran sumamente lentos en comparación con él.
Hiro tenía razón que en caso de que hubiera un enfrentamiento con lo humanos, Rin tan solo podía correr y escapar del lugar. Si lo acorralaban era muy poco probable que pudiera salir de esa situación sin la ayuda de una buena musculatura o de una fuerza superior a la de los humanos, su agilidad solo le servía para bacilar y huir, mas no para enfrentarse con alguien más. Estaba diseñado completamente para escabullirse, su olfato era muy desarrollado incluso lo bastante alto para sobresalir entre el olfato de los kekvuls.
Guardó la compostura antes de contestarle a Hiro a pesar de que su comentario era muy directo, era verdad, pero no había necesidad de pelear en aquel instante en el que ya estaban tensas las cosas.
—Necesitamos encontrar a Shiba lo antes posible — respondió Rin.
Hiro miró con recelo a Rin sabiendo que tenía razón en ese punto.
—Además, dudo que prefieras exponer a la manda que solo exponerme a mí. ¿A caso quieres dejarlos solos con este “flaco sin fuerza”?
Tenía razón, no podría dejar a toda la manada en manos de un flacucho que terminaría desmayado en el piso con el primer puñetazo o que no sabría cómo actuar ante la presencia de armas. Definitivamente no era la mejor idea que había pasado por la mente de Hiro.
Rin se preparó para salir a buscar a Shiba, estaba decidido a encontrarlo, no podían perderlo, todos sabían que era la pieza fundamental de toda la manada.
—¡Alto ahí huesos altos! — Hiro detuvo a Rin del brazo antes de que este pudiera salir. — ¿Cuál es tu plan?
—Yo le dije por dónde tenía que irse, los escondites y callejones por lo que podía irse y regresar, empezaré por ahí a rastrear su olor.
Hiro soltó a Rin, sabía que tenía sentido su plan, esta vez no le quedaba más que confiar en el olfato y agilidad del flacucho.
